domingo, 31 de julio de 2016

Si supieras cuanto llegué a amarte. Me guardo las ganas de decirlo, de correr a abrazarte, de pedirte que te quedes, y suspiro en tu abrazo... me preguntas siempre porqué, y yo llego a inventar un chiste malo, de esos que cortan la dulzura y desvian las palabras. Nada pasa acá. Y pasa siempre todo. Una avalancha de emociones se me vienen encima cada vez que te vas, y no puedo decirlo. No puedo decirte nada porque te vas igual, porque no estas donde yo te quiero.

A pesar de los años sigo siendo la misma, me equivoco y cometo los mismos errores, ajena a mis circunstancias, miro la vida desde afuera y me enojo. Porque lo que hay no me gusta, porque lo padezco, porque me matan los celos, porque me vuelvo abstracta en mi propia realidad.

Y en ese sentido creo que somos bastante parecidos, fuera de nuestra realidad, buscando el amor donde no se puede.

Nos creamos otra... y en ese momento de felicidad inpensada (para mi) se acaba el tiempo, te vas, vuelven los mismos miedos, siento que no, que no puedo volver a caer, pero caigo de todas formas. Cada vez que me ves, quiero tu abrazo, tus besos, un café para los dos, que te quedes siempre...

No hay comentarios: