Te dejo con tu vida, tu trabajo, tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres sembrando tu confianza, te dejo junto al mundo, derrotando imposibles, seguro sin seguro, te dejo frente al mar descifrándote a solas sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota, te dejo sin mis dudas pobres y malheridas, sin mis inmadureces, sin mi veteranía.
Pero tampoco creas a pie juntillas todo, no creas, nunca creas este falso abandono, estaré donde menos lo esperes, por ejemplo en ún arbol añoso de oscuros cabeceos, estaré en un lejano horizonte sin horas, en la huella del tacto, en tu sombra y mi sombra, estaré repartido en cuatro o cinco pibes de esos que vos mirás y enseguida te siguen y ojalá pueda estar de tu sueño en la red esperando tus ojos y mirándote.
Mario Benedetti - Chau número tres
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