Vuelves, día de siempre, rompiendo el aire donde el aire había crecido como muros. Pero nos humillas brutalmente y en la sencilla náusea de tu claridad sabemos cuándo se nos caerán los ojos, el corazón, la piel de los recuerdos.
Claro, mientras tanto hay oraciones, hay pétalos, hay ríos,
hay la ternura como un viento húmedo. Solo mientras tanto.
Mario Benedetti
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