jueves, 7 de junio de 2012

Debajo de tu ropa

La vida me deshace a cada momento con un sinfín de problemas y emociones, situaciones y palabras que llegan a dolerme y marcarme en cada día hasta lo más profundo, hasta lo más intimo de mi persona. Heridas que no logran irse nunca, que no se con que curarlas, porque simplemente no tengo con que. Y acá me encuentro yo a diario, con ello y sin poder arreglarlo, con miedo a la carga, con intensiones terribles de ser feliz un minuto, pero cada vez que eso pasa algo dentro mío me recuerda el sufrimiento que llevo dentro, el dolor que me provocaron en mi primer intento por ser feliz, cuando apenas comencé a probar el sabor de la felicidad, cuando apenas pude sentirlo...

Y es que parece ser que la vida no me cago tanto a palos que al primer intento de sentir algo digno como el amor y la felicidad y el buen deseo de hacer el bien, al primer intento de hacer las cosas lo mejor posible tanto para mi como para el resto, siento como un terrible golpe vuelve a tirarme.

Yo no puedo aceptar que en el mejor momento, en mi sentimiento más puro y verdadero me desilucionen de esa manera. Todo termina siendo para mi el mismo circulo de siempre de donde nunca salgo, de donde no me dejan salir, me encuentro paralizada todo el tiempo ante la posibilidad de estar mejor, porque siento, producto de este último golpe más que durisimo, siento que el hecho de simplemente estar contenta un día cualquiera, me recordara que eso se va a ir, que eso bueno que tengo por momentos va a desaparecer de repente, como todo desapareció alguna vez, exactamente igual que de la manera en que llega. Y así es que pasa esto a diario, este estancamiento que no me deja avanzar, este dolor que me recuerda todo el tiempo que está ahí dispuesto a destrozarme ante cualquier debilidad mía, esta ahí, latente todo el tiempo. Lo que me hace sentir que de nada sirven ya los miles de intentos que doy a diario, porque cada noche vuelvo a caer en lo mismo, y me duele saber que, para ese día en que yo logré de la forma en que sea, librarme de todo esto, para entonces la vida ya me habrá olvidado, o lo que es peor, yo me habré olvidado de la vida.

No se hasta cuando voy a seguir así, se me quitan las esperanzas de estar libre de esto algún día, ya que mis circunstancias hacen que yo pueda escuchar a otras personas que están igual que yo y que antes jamás hubiera prestado atención, personas que están igual, incluso peor, personas que llevan años tratando de olvidar un viejo amor y sin conseguirlos, caen rendidos ante la posibilidad de volver a vivir dignamente alguna vez. Eso me aterra, verdaderamente.

Me gustaría pensar que esto es sólo un proceso por el cual debo pasar, que se va a terminar esta rutina de romperse mi corazón a diario. Que alguna vez voy a volver a ser quien era, o quien intentaba ser mientras disfrutaba de ese poquito de amor y armonía y felicidad que poco duró.

Me gustaría pensar que algún día voy a volver a creer, a creer en alguien, creer que algún día voy a dejar de sentir miedo por las personas, dejar de tener dudas sobre las palabras de todos. Dejar de sentir que esta boluda que escribe lo mismo a diario, va a dejar de creer en ella misma también, en la vida, en las oportunidades, en el amor. Realmente no quiero que eso pase porque sino nada tendría sentido, pero quisiera con todo mi corazón dejar de ser esa boluda. Quiero volver a creer. Sí, eso quiero. Volver a creer, aunque suene tan fácil no lo es, no tengo el valor de volver a creer en los ojos de alguien, en volver a creer que una mirada te da un mundo, no tengo valor ni confianza para creer que una sonrisa vuelva a alegrar hasta el peor de mis días.

A veces sueño y tengo pesadillas, veo su cara adelantandose en el futuro que no lo logró vivir, que es este presente que me dejo atrás, lo veo mirándome risueño por haberme destrozado el corazón. Me veo llorando desconsoladamente pidiéndole por favor que me quite este dolor, como se lo pedí tantas veces... Y él se ríe y se va.

No tengo palabras para expresar lo que eso me hace vivir, lo que me hace sentir el hecho de no tener ni una sola palabra suya que me explique que pasó, que me calme la vida, que me deje mirarme y reconocerme otra vez, que me deje vivir, que me deje vivir.

Nada de eso tengo, en cambio, sólo me queda la dura imagen de no más que un sueño, un sueño de mierda que traído a la realidad, me caga la vida a diario.

No hay comentarios: