Pero la travesura del destino es larga. Es un macabro juego donde solo somos peones en su ridículo juego. Porque una vez que pasamos su trampa, nos da ojos para mirar hacia atrás, nos provee de esa incertidumbre por saber qué pasó y qué va a pasar con esa acción, que ya quedo atrás. Y somos tan frágiles que solo pensamos en lo peor.
Y el destino mueve en jaque. Dándonos una luz de realidad nos muestra que todas nuestras suposiciones son erróneas, que nada de lo que sembramos en la incertidumbre dio frutos. Que todo está peor. Que solo fuimos un actor dentro de esa trampa…un actor que se desenvuelve y se retira. Sin aplausos, sin reverencias. Solo se retira al olvido, esperando el mañana. Esperando otra encrucijada para decidir qué camino seguir.
Nosotros decidimos. El destino se acomoda de nuevo para jugar.
Diem Carpé - Destino: Desconocido (Mendolotudo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario