sábado, 12 de mayo de 2012

RESILIENCIA

Ni siquiera un mes después de haber llegado, aparecí destrozada, intentando curar el corazón. Me llevabas a vivir, a emborracharnos, a disfrutar las noches, a fusionarnos.

Me viste mal, me viste llorar, viviste mis peores miserias, noches eternas a mi lado, días sin fe ni esperanza, tal vez más. Mucho más. Me hiciste llorar más todavía con tus palabras, sabías, dolorosas, golpes en la nuca.

Me hiciste vivir también, todo eso que había olvidado, resacas eternas, viajes en colectivos, calles oscuras, gente rara, dolores de cabeza, ganas de fumar.

Estabas y yo era libre. Me encontraba en vos. En esos frescos nocturnos, en esos amaneceres raros, esas tardes soleadas. De eso se trataba tu compañía. De respirar.

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