Quien diga que soy ateo, que no creo en lo perfecto, que yo siempre en todo veo algún mínimo defecto, está muy equivocado, porque yo no creo en Dios, pero soy el portavoz de un ser humano criado en la calle, en la pobreza, en pos de corazón sano, poca comida en la mesa, otra cabeza y los abuelos de Lugano. En su escala de valores, él pone siempre primero, sobre todo la impotancia de un corazón entero; bien parado, o en la lona hay que ser buena persona! dice aquel que a mi me guía noche a noche, día a día.
Las Pastillas del Abuelo - Viejo
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