domingo, 27 de mayo de 2012

Cada vez se hace más tarde

No me odies, cosa mía, no me odies con tu alma; que aunque ya no te quiera, del modo en que lo hiciera, sería para mí la muerte que me dieras la espalda. Se que es un despecho suplicarte por mi vida, si yo te arranqué la tuya al negarte mi presencia, cuando bastaba con una mirada. 

Pero no me odies, mar de tus ojos, por pedirte que te alejes a una distancia considerable para que no veas el horror de un corazón que ya no siente.


Marta Catalán

No hay comentarios: