Es lindo podes convertir mis boludeses e ingenuidades en tu risa.
Verte al borde de un colapso nervioso y después sorprenderme con una alegría envidiable, gritando desafinadamente. Apareces, entre pedaleos, con sonrisa desbordante y es ahí cuando te imito, sin darme cuenta, tu carácter podrido, tu carácter paciente o esa locura que haces estallar cuando nadie lo espera. Con tus veinti-pico algunas canas de deschaban, pero de lejos o de cerca no sos más que un niño. Quién parece, que a veces el cansancio te consume hasta sacarte las ganas de un montón de cosas, hasta encerrarte en algún mambo, de cicatrices viejas, de cosas que no se cierran. Es ahí también, cuando creo sacarte una sonrisa, que me lleno de alegría. Es la misma satisfacción que tengo cuando te veo cantar feliz. Por cualquier cosa, cuando no te importa nada.
Todo queda en evidencia con el tono de tu voz y tu manera de andar por la vida.
Nosotros sabemos, todos, siempre lo supimos, que en algún momento va a llegar algo, más allá de nosotros, que va a hacer que nos soltemos las manos, que cada uno siga su propio camino...
Por eso mi felicidad es infinita cada vez que nos juntamos, cada noche desgraciada de alcohol, cada guitarreada, porque al final la sangre siempre tira, mal boludo...

No hay comentarios:
Publicar un comentario